viernes, 2 de junio de 2017

Biografia de Azorín




Azorín, cuyo verdadero nombre era José Martínez Ruiz, ha sido uno de los más grandes escritores españoles del siglo XX. Nace en 1873 en Monóvar, Alicante, y muere en 1967 en Madrid. 

Estudió bachillerato en el Colegio de Escolapios de Yecla, Murcia, que ha recreado literariamente en "Las confesiones de un pequeño filósofo". Posteriormente estudia en las universidades de Valencia y Madrid, aunque sin entregarse de lleno a los estudios universitarios. 

En 1896 se establece en Madrid donde colaboró en periódicos y revistas, fue crítico y traductor. Sus primeros años de vida literaria estuvieron marcados por el esfuerzo, la lucha contra la desatención y, en ocasiones, la hostilidad. Colaboró en periódicos republicanos - El País, El Progreso -, en otros de más importancia y difusión - El Imparcial. Luego, durante muchos años, en ABC y en revistas - Revista Nueva, Juventud, Arte Joven, Alma Española y España -, en el Diario de la Marina de La Habana y otras publicaciones hispanoamericanas. 

Su vida fue tranquila y metódica. Protagonizó ligeras incursiones en la política y fue varias veces diputado entre 1907 y 1919 y, brevemente, subsecretario de Instrucción Pública. Durante algún tiempo fue partidario de La Cierva, a quien defendió en la prensa y sobre quien compuso un folleto y un libro. 

Destacó también por ser un viajero extraordinario por España; en cambio, viajó muy poco al extranjero; durante la primera Guerra Mundial estuvo en Francia y luego, desde 1936 residió en París. En 1924 fue elegido por la Real Academia Española pero posteriormente dejó de asistir a sus sesiones. 

En los últimos años vivió muy recluido en sus lecturas y paseos solitarios, animados por una tardía y vivísima afición al cine, del que se convirtió en incansable espectador y comentador. Azorín fue hombre silencioso, alto, algo grueso en sus años jóvenes, delgados y erguidos en su ancianidad, de gran timidez y cortesía, lleno de bondad y mesura, a veces con una inocente ironía. Casado con Julia Guinda, ésta lo acompañó inseparablemente a lo largo de tantos años de meditación y labor. 


ESTILO Y TÉCNICA LITERARIA DE AZORÍN
Azorín introdujo un estilo nuevo y vigoroso en la prosa española. La meta de Azorín es percibir “lo substantivo de la vida” a través del detalle, del pormenor. Su interés gravita no en los grandes hechos espectaculares, sino en lo nimio, lo minucioso e insignificante, que por sernos habitual nos pasa desapercibido. Pero no cultiva un realismo fotográfico, sino que busca la profunda significación del detalle en casa cosa.

Es su técnica impresionista: buscar a través de la sensación la íntima realidad de las cosas. Por eso sus descripciones están animadas de tierna emoción y de delicadeza.

Sencillez, claridad y precisión son las cualidades principales de su estilo. Su estilo es sencillo, sin las vaguedades grandilocuentes del XIX. Tiene gran expresividad y exactitud. Su estilo tiene fluidez y límpida trasparencia.

La elegancia es la sencillez. No seamos afectados. Los hechos narrados sencillamente llegan más a nuestra sensibilidad que los grandes superlativos. Colocad una cosa después de otra. Nada más y nada menos. Esto es todo.

Azorín comenzó a escribir en castellano con estructura sintáctica francesa. Sus primeros escritos parecen traducciones literales del francés. Así descubrió el valor de la frase corta. Una de sus características es la puntuación: Rompe frases largas mediante puntos, incluyendo en la frase siguiente la conjunción o el adverbio. En la distribución del punto radica el estilo de Azorín y su secreto. Así se opone a la prosa declamatoria del XIX; por otra parte, sin embargo, quita así al idioma sus posibilidades máximas de expresión. Su prosa corresponde a su mentalidad fragmentaria y minuciosa. Su lenguaje es más paratáctico que sintáctico. La sintaxis de Azorín es simple, con predominio de oraciones yuxtapuestas; evita la subordinación.

Para Azorín, en la realidad no se dan los elementos en síntesis, sino descompuestos y estáticos, sin movimiento de conjunto. Su prosa no es película, sino una serie de fotogramas: impresionismo. Lector de Nietzsche, no tuvo el filósofo alemán influencia alguna en su estilo. Azorín admiraba, por ejemplo, más el estilo del Discurso del Método (1637) del filósofo, científico y matemático francés René Descartes (1596-1650). 

La sensación que deja su prosa es de pulcritud. Su léxico está lleno de neologismos y términos arcaicos como en Unamuno, pero usados con gran tacto. Su léxico es muy rico. Fue el escritor que más arcaísmos introdujo en el español contemporáneo. Su estilo enriqueció la prosa castellana.
 

Bibliografía

http://www.rinconcastellano.com/sigloxx/azorin.html
http://hispanoteca.eu/Literatura%20espa%C3%B1ola/Generaci%C3%B3n%20del%2098/Azor%C3%ADn-Vida%20y%20obras.htm


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